Bob Lewis
por
Columnist

Los 8 pecados veniales de la gestión de TI

Opinión
8 sept. 20259 minutos

Si le preocupa estar cometiendo errores en la gestión de su departamento de TI, preste atención a estos ocho errores a tener en cuenta y que, probablemente, aún no figuran en su lista de cosas que no debe hacer.

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Créditos: PeopleImages.com - Yuri A / Shutterstock

Si es un CIO y quiere obtener consejos que le ayuden a ser más eficaz en su cometido, sin duda tiene a su disposición todo tipo de fuentes: desde la Guía de supervivencia del director de informática (mejores prácticas), hasta otras fuentes aquí, en CIO.com, pasando por, según su grado de desesperación, diversos expertos como Gartner, Forrester y McKinsey.

La mayor parte de ellas enumeran lo que deberían ser las principales prioridades de un CIO. Por lo general, parecen escritos por el Capitán Obvio, pero eso no significa que sean incorrectos. Si acaso, repetitivos.

Así que, como pretendemos ofrecerle una serie de consejos que aún no ha recibido, aquí tiene ocho pecados veniales de la gestión de TI. No están ordenados de ninguna manera, por lo que es más que probable que no reciba otros consejos en cualquier otro lado.

Y no hace falta que me dé las gracias.

1. Demasiada gestión, poco liderazgo

Sí, he mentido. Un pecadillo, por si me lo permite. Lejos de ser algo que no haya leído antes, gestionar en lugar de liderar es, en todo caso, algo sobre lo que quizás haya leído demasiado.

Si me lo permite, le voy a contar un chiste sobre un perro sin patas: cada mañana, su dueño lo sacaba a pasear. El liderazgo es lo que marca la diferencia entre arrastrar a los empleados y que éstos avancen por sí mismos en la dirección correcta.

2. Demasiado liderazgo, poco ‘management’

Quizás le paguen tanto por sacar adelante el trabajo. Pues en eso consiste el management: en asegurarse de que se realice el trabajo de la empresa de la que es responsable.

El liderazgo es una herramienta útil para conseguirlo (véase «perro», más arriba), pero ni mucho menos la única. La tecnología de la información es un ejemplo obvio, como también lo son las iniciativas de optimización de los procesos empresariales. Por eso, si se hace demasiado hincapié en el liderazgo, los directivos podrían caer en el error de dedicar tantos esfuerzos a inspirar a los demás que les haría perder de vista para qué se les paga.

3. Discutir sobre los reembolsos

Los reembolsos entran en la categoría de la Gran Teoría Pero. ¿En qué consiste? Vayamos por parte: la Gran Teoría expone que, si se cobra a los gerentes de los centros de costos por los recursos de TI que utilizan, sus decisiones sobre qué solicitar al departamento de TI serán más prudentes.

Mientras, la parte del Pero se produce cuando el departamento de TI explica cuánto cobra. Eso es así porque dicho departamento tiene dos formas de calcular sus reembolsos. Si tira por el lado sencillo, consiste en asignar el presupuesto de TI a los gerentes de centros de costos a partir de una métrica fácil de entender, como el porcentaje del personal total de la empresa o el porcentaje del presupuesto total de la empresa que controla el gerente del centro de costos.

Pero la TI puede ser más detallista, lo que pasa por calcular los costes unitarios de cada tipo de recurso de TI, supervisando el consumo de esos recursos y multiplicando el consumo por los costos unitarios.

En conclusión, le diría que se olvidara del enfoque sencillo. Su simplicidad es lo que lo hace más sencillo y, a la vez, también lo hace inútil: como no hay forma de que un gestor de centros de costes reduzca sus costes de reembolso reduciendo su consumo de TI, la premisa de la teoría queda así violada.

Pero si se decanta por la opción del enfoque detallado y preciso, puede estar seguro de que todo su presupuesto de tiempo se verá consumido por discusiones sobre si lo que está cobrando es correcto o no.

Como este último enfoque es complicado, de lo que puede estar seguro es de que será el resultado de numerosas suposiciones imposibles de demostrar. Y, además, independientemente de quién gane la discusión, si traducimos en coste el tiempo que pierdan las partes, el resultado es decidir de qué bolsillo saldrá el mismo dinero para ambas.

Ni lo intente.

4. Intentar ser un empresario, no un técnico

Sí, es cierto: ha leído este consejo una y otra vez. Alcanzó su punto álgido en las empresas que adoptaron el título de CTO para la persona que dirigía el departamento de TI, lo que dio lugar a la peculiaridad de que la persona más importante con la palabra “tecnología” en su cargo no debía ser un técnico.

En este caos, le ruego que considere la posibilidad de que lo estén dejando en fuera de juego. En primer lugar, si comparamos ambas cosas, ser un profesional de los negocios es más fácil. En segundo lugar, a menos que piense que el director financiero de la empresa debe ser un profesional de los negocios y no de las finanzas, y que el director de marketing ha de ser un profesional de los negocios y no del marketing, todo esto no es más que una pérdida de tiempo y no merece su atención.

Pero ya que la tengo, aquí va la mala noticia sobre la buena noticia: los directores de informática que intentan ser personas de negocios en lugar de serlo de tecnología son como aquellos marginados del instituto que mataban por unirse al grupo de los chachis: seguirán siendo los mismos excluidos de siempre pero con la etiqueta de patético a su déficit de chachi.

5. Usar “arquitecto” como verbo

Ojo: esto es sólo mi opinión: no creo que usar “arquitecto” como sustantivo diga nada más útil sobre lo que va a hacer que sustituir “ingeniero” también como sustantivo. A menudo, cuando oigo “tenemos que diseñar una solución”, veo a alguien que, al no haber conseguido entrar en el club de los chachis del mundo empresarial, ha decidido unirse al club de los chachis del mundo tecnológico.

6. Emplear “mejores prácticas”

Sí, es una batalla perdida. Fruncir el ceño a alguien que afirma que algo es una “mejor práctica” cuando lo que quiere decir es que es una buena práctica, una práctica probada o el estándar mínimo de profesionalidad básica es una causa tan perdida como quejarse porque alguien ha empezado una frase con “esperemos”, cuando lo que quería decir es “espero”.

Dado que es una causa perdida, pasemos al número siete.

7. Cambiar el enfoque de la gestión de proyectos a la gestión de productos

La gestión de proyectos es la forma en que las organizaciones hacen que el mañana sea diferente del ayer de una manera planificada e intencionada.

La gestión de productos es la disciplina empresarial consistente en gestionar la evolución de uno de los productos o líneas de productos de una empresa para mantener y mejorar su atractivo en el mercado.

La gestión de productos de TI proviene de un mundo caracterizado por su agilidad y, en el mejor de los casos, tiene una conexión débil con la gestión de productos empresariales. Porque, aunque mejorar el atractivo de una parte de la tecnología o la cartera de aplicaciones de una empresa puede tiene cierto sentido, no es de eso de lo que trata la gestión de productos de TI.

Se trata de establecer la responsabilidad y la autoridad para la toma de decisiones.

¿Le parece que esto resulta diferente, por no decir mejor que la gestión de proyectos, como para que sea de su interés?

Probablemente no. Se trata más de una falsa dicotomía que de una revelación.

8. Confundir el trabajo

Enhorabuena, no ha caído en el pecado venial n.º 4. Es decir, no intentará ser un empresario.

Pero tenga cuidado con el péndulo que le lleva a intentar ser el técnico principal de la empresa. Si sigue por este camino, se encontrará intentando ser el analista empresarial principal de la empresa, una descripción del trabajo tan errónea como la anterior.

Por supuesto, los CIO deben estar lo suficientemente familiarizados con los asuntos técnicos como para mantener conversaciones inteligentes sobre ellos con los líderes y directivos de la empresa, lo que les permite —en general— ofrecer un liderazgo estratégico a la empresa. Y también deben estar lo suficientemente familiarizados con los asuntos técnicos como para comprender al personal técnico de TI cuando mantengan conversaciones con ellos.

Pero, ¿cuál es su trabajo? El trabajo del CIO es crear una organización que esté integrada en el negocio, funcione de manera eficaz, gestione el conjunto de carteras técnicas de la empresa en todas las capas arquitectónicas y sea excelente a la hora de atraer, reclutar, contratar y promover a los mejores talentos técnicos.

El gran final

Una vez asimilada esta lista de pecados veniales de los CIO, la siguiente pregunta es cuáles intentará solucionar primero. Lo bueno es que, si tiene tiempo para centrarse en alguno de ellos —y si lo tiene de verdad para centrarse en varios—, o bien está en muy buena forma como CIO, o bien está más para allá que para acá, y realmente importa poco como esté.